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jueves, 23 de enero de 2014

El lenguaje verbal

La expresión oral trabajada en grupo reducido permite una participación más activa de todos los niños/as. A menudo consiste en conversaciones a partir de textos que leemos a los niños/as, representaciones, juegos,.... 

 
La expresión oral es muy importante en la Educación Infantil. Los niños/as están aprendiendo a expresarse, van precisando la pronunciación, ampliando el vocabulario, mejorando la sintaxis, ... Este crecimiento lingüístico se consigue escuchando y hablando.

A través del diálogo se desarrolla el lenguaje, se estructura el pensamiento y se refuerza la seguridad y la autoestima. En el aula cuando conversamos también estamos trabajando. Procuramos que haya situaciones de diálogo y destinamos tiempo a hablar sobre diferentes temas: 
  • La vida del aula, desde sus rutinas diarias (hábitos, cargos, ...) hasta los diferentes acontecimientos cotidianos son una ocasión para trabajar la expresión oral.
  • También estamos trabajando la expresión oral no sólo en el área de lenguaje verbal, sino en todas las áreas (incluso en una sesión de psicomotricidad o de plástica, por ejemplo).
  • Hablamos sobre las cosas que estamos aprendiendo, comentamos los espectáculos que vamos a ver, las salidas que hacemos,...
  • Hablamos para compartir con los demás las propias experiencias (por ejemplo cuando cada niño/a  puede explicar el lunes una actividad que ha realizado durante el fin de semana.).
  • ...

Las correcciones las hacemos de forma sutil, sin que se inhiban de participar: el adulto vuelve a repetir correctamente la palabra o frase errónea y el niño/a las vuelve a decir.
Para facilitar la comunicación, durante el tiempo que destinamos a hablar podemos estar sentados en círculo (en sillas o bien en el suelo), viéndonos todos las caras y encontrándonos cómodos. En el círculo se fomentan los hábitos de orden, turno de palabra, respeto y tolerancia hacia los otros.
Estos ratos de conversación tienen que estar basados en la motivación de los niños/as: pueden dar mucho de si cuándo los niños/as están interesados y atentos, pero no conviene alargarlas cuando empiezan a estar cansados.

El protagonismo tiene que quedar repartido entre todos los niños y niñas. El tratamiento que damos a los diferentes temas tiene que contribuir a formar una actitud positiva y constructiva delante de la vida
Los niños/as tienen que aprender a escuchar y a hablar tanto en casa como en la escuela.
La expresión oral se trabaja también a partir de la lectura de textos escritos. A los niños/as les gusta escuchar las lecturas realizadas por los padres, madres y maestros. Para los pequeños/as resulta fascinante que un adulto lea en voz alta, viviendo y comunicando un texto.
Cuando leemos para los niños/as, estos empiezan a mostrar interés por la lengua escrita, iniciándose en el hábito lector. El lenguaje literario es más culto y elaborado que el oral, les permite desarrollar su imaginación y les ayuda a entender, hablar y pensar mejor. Las ilustraciones de un libro o la explicación de los mayores no deben desvalorizar o sustituir el texto escrito.
Cuando en una narración introducimos onomatopeyas y hacemos que los más pequeños/as las repitan les ayudamos a aprender a pronunciar bien los diferentes sonidos.

 
Tras escuchar los niños/as tienen que poder expresar y conversar sobre qué han entendido o aprendido a partir de la lectura y qué preguntas les ha despertado; el adulto puede ayudarlos a encontrar las respuestas por ellos mismos.
Uno de los muchos conceptos que nos transmite Inmaculada Juncà en sus Seminarios sobre el lenguaje verbal es que debemos leer diferentes tipologías textuales a los niños/as: poemas,     narraciones (cuentos, fábulas,...), textos instructivos (como puede ser una receta de cocina), científicos (por ejemplo fragmentos de un libro sobre animales), informativos (escoger una noticia del periódico), cartas, mensajes,...

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